*La residencia de los Coltello, un sitio donde no solía verse mucho, según el, y por ello era que prefería irse a vagar por las calles de Italia, aunque fuese lo mismo en ese sitio, no había nada que hacer en las calles, pero preferible a estar en la residencia de la mafiosa familia.
Y claro, no era muy conocido entre la familia de los Coltello, y si lo conocían solo eran los que luego tenían que andar tras de el para poder llevárselo a la residencia y ponerlo en su cuartito especial, un calabozo, y era feliz ahí, adoraba ese sitio, tan frió, oscuro y húmedo, un lugar perfecto para un ser con el desequilibrio mental que tenía, según se rumoreaba luego por ahí. No obstante, el aburrimiento lo invadió en la ciudad y se regreso a casa mejor, con tranquilidad, caminó entre los pasillos de la residencia, con una amplia sonrisa en los labios, algo que le hacía ver tétrico, cabellos oscuros violáceos, tirándole a un azul penetrante igualmente, sus ojos; violetas, bueno, uno, pues el derecho lo tenía bajo un parche que mostraba una mancha de sangre, las prendas, pantalón y una gabardina ajustada al cuerpo, algo cerrada pero no tanto pues eran visibles las vendas que tenía en el pecho y cuello, igual en el brazo derecho y pierna izquierda, ocultos estos por el pantalón y las mangas de la gabardina, negras las prendas, de piel blanda casí pálida prácticamente.
Y prontó,se hartó de los pasillos y se fue directito a una ventana de estos, abrió la mencionada y saltó para ir de recto al jardín de la residencia, pasto bonito y bien cuidado, plantas y un roble grandote y con muchas hojas perfectas para cubrirle de el sol y la molesta luz que detestaba, inmediatamente y tal cual si se tratase de un animal cuadrúpedo, se colocó en sus ''4'' y corrió directito a la sombra del roble donde se tumbó quedándose de lateral, en una posición fetal; a descanzar.
Y ahí; simplemente se durmió un rato.*